Caminos de Lucha: Reflexión, Cuidado y Sororidad en el 8M
- Psic. Yavne Ochoa y Psic. Michelle Alves
- 18 mar
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 19 mar

Cada 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer nos invita a reflexionar sobre los avances y desafíos en la lucha por la igualdad de género. La marcha es un símbolo poderoso de resistencia y unión, pero la lucha feminista no se limita a un solo día ni a una sola forma de participación. También se construye en los espacios cotidianos, en la manera en que nos cuidamos, nos apoyamos y generamos comunidad.
Este espacio busca abrir un diálogo seguro donde podamos hablar sobre la importancia del autocuidado, el bienestar individual y colectivo, y la sororidad como formas de resistencia y transformación social.
Autocuidado: Cuidarnos para seguir luchando.
El autocuidado no es un acto egoísta, sino una estrategia política. En un mundo que muchas veces exige que las mujeres pongan las necesidades de los demás antes que las propias, priorizar nuestro bienestar es una forma de resistencia. Esto no significa solo descansar o hacer actividades placenteras, sino también aprender a establecer límites, reconocer nuestras emociones y buscar redes de apoyo.
Cuidarnos es fundamental para sostener la lucha a largo plazo. No podemos acompañar a otras si nos abandonamos a nosotras mismas. Por eso, hablar de autocuidado en este 8M es reconocer que el bienestar individual y el colectivo están profundamente entrelazados.
“Bienestar colectivo: Construir redes para sanar juntas”
El bienestar no es solo personal, sino también comunitario. Durante la historia, la unión de mujeres ha generado cambios significativos en distintos ámbitos: desde la conquista del derecho al voto hasta la creación de leyes que protegen a las mujeres de la violencia de género. Estos avances no han surgido de esfuerzos individuales, sino de redes de apoyo que han permitido sostener la lucha a lo largo del tiempo.
Las redes de apoyo entre mujeres han demostrado ser fundamentales para el bienestar colectivo. Según estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres que cuentan con redes de apoyo sólidas tienen una mejor salud mental y emocional, reducen los niveles de estrés y enfrentan de manera más efectiva situaciones de violencia o discriminación.
En la práctica, una red de apoyo puede ser un grupo de amigas que se escucha sin juicios, una comunidad que brinda información y acompañamiento en momentos difíciles o incluso espacios de trabajo donde las mujeres se apoyan entre sí para acceder a mejores oportunidades. Cuando nos unimos, compartimos conocimientos, nos fortalecemos y construimos entornos más equitativos y seguros para todas.
“Sororidad: Más que compañerismo, una alianza para el cambio”
La sororidad es un compromiso consciente de apoyo mutuo, basado en el reconocimiento de que todas vivimos en un sistema que nos ha enseñado a competir entre nosotras.
Este concepto ha sido clave en la lucha feminista porque nos ayuda a comprender que la opresión no se combate de manera aislada, sino a través de la construcción de alianzas. La sororidad nos invita a desaprender prejuicios y creencias que nos han enseñado a vernos como rivales y, en su lugar, nos impulsa a generar espacios donde podamos acompañarnos, protegernos y potenciarnos unas a otras.
Un ejemplo claro de sororidad es el movimiento Ni Una Menos, nacido en Argentina en 2015 y que rápidamente se expandió a otros países de Latinoamérica. Lo que comenzó como una protesta en contra de los feminicidios se convirtió en una red de apoyo internacional que ha presionado por cambios legislativos y ha visibilizado la violencia de género en distintos niveles.
La sororidad puede expresarse a través de marchar juntas, pero también mediante acciones como:
• Defendernos en espacios donde nuestras voces son minimizadas.
• Crear oportunidades para otras mujeres en lo profesional y personal.
• Escuchar y validar las experiencias de otras sin juzgar.
• Señalar y cuestionar actitudes machistas, incluso en nuestro diálogo interno.
La sororidad es una invitación a reconocernos como aliadas en un mismo camino, donde cada paso que damos en favor de otra mujer es también un avance en nuestra propia lucha.
Como parte de esta conversación, te invitamos a un conversatorio en el auditorio del hospital el día 22 de marzo, donde continuaremos compartiendo nuestras experiencias y reflexionando sobre cómo seguir avanzando en la lucha feminista desde el autocuidado, el apoyo mutuo y la sororidad. ¡Te esperamos!
Psicóloga Clínica: Yavne Ochoa | Hospital La Paz
Psicóloga Clínica y pedagoga en formación: Michelle Alves | Hospital La Paz

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